El Juego de las Máscaras – Parte III
Un secreto revelado, una mudanza, un amor escurridizo, un embarazo inesperado. Algunos teóricos sostienen que para que la ficción cumpla su función y cumpla el efecto esperado, debe tener recortes de la realidad. En Itatí, como en las demás partes de El juego de las Máscaras, Marina Nill hace esos recortes de la realidad, introduciendo descripciones, detalles, rasgos distintivos, postales de una realidad chaqueña, que otorgan aún más valor a esa disyuntiva de estar ante la fantasía o la realidad.
Barrios resistencianos ven transcurrir las vidas de una Sofía que debe huir de Buenos Aires, del espanto del accionar de un hombre, que vulnera su fragilidad de mujer. Una mujer que intenta vencer sus propios prejuicios y acepta vivir una experiencia que terminará generando cambios y comenzar una nueva vida, muy distinta a la que soñaba, en un lugar que poco a poco va descubriendo que tiene que ver con ella más de lo que imaginaba. Descripciones de una villa donde un Ignacio solidario se siente útil e impotente ante la situación de pobreza de sus habitantes, pero presentada de un modo tal, que no es un mero relleno o acciones secundarias de la historia, sino, un complemento más que hace creíble, palpable, lo que se cuenta. Una pobreza descripta con una estética tal, que es imposible no visualizarla a través de los sentidos… y sentir un poco lo que sienten Ignacio o esa Sofía, que por primera vez conoció la pobreza de cerca. La vida de un Ignacio que busca resolver, conocer, descubrir, aquello que su abuela, a la que su madre alejó de él, le confesara, y que contribuyó a esa angustia existencial en la que vive desde siempre. Un pequeño pueblo correntino, Itatí, cobra protagonismo como refugio de un gran secreto, por una medallita que su abuela le regala.
La vida de una Daniela, estudiante de letras, que atraviesa por situaciones impensadas, cargadas de dolor, y el redescubrir a su padre del modo distinto al que recordaba, sumado a la angustia de volver a perderlo en otra guerra, más cruenta quizás, que esa que marcó su vida, pero que no impide que lo vuelva a buscar… Y la de un Alejandro, que ve cercano su sueño de convertirse en un gran periodista, que se muda a la ruidosa Buenos Aires y que, además de cargar con el peso de la continuidad del apellido, su vida está marcada por esas verdades que también a él le ocultaron. Un Alejandro que poco a poco va comprendiendo que “darse la espalda a sí mismo, solo enfurece al destino”, porque este también ya está marcado para él.
Una trama que sorprende a cada instante y con cada protagonista, atravesada por el amor, sexualidad, prejuicios, religión, culturas, política, engaños, infidelidades, maternidad, nacimientos, muertes, abandonos, mentiras, costumbres familiares, amistad, deseo… donde nada es lo que aparenta… Nada.
Cantidad de palabras: 214.015
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